El Milenio visto por el Arte: Maritza Morillas
En su taller trabaja en su obra, da clases de
pintura, realiza piezas únicas de peltre pintado y horneado; un espacio pequeño
y organizado para la creación, una fábrica creativa.
Maritza Morillas nació en la Ciudad de México en 1969.
(Octavio Hoyos)
AVELINA LÉSPER
04/11/2013 01:26 PM
México. Convivir con la educación artística
Lo que aporta la escuela de arte son las técnicas, eso es
importante, y confrontarte con tus demás compañeros, ver sus trabajos es una
retroalimentación y es lo que realmente ayuda. Cuando estuve en la ENAP yo
quería empezar a hacer una serie, y cuando entré a los talleres de pintura me
impuse ese reto de hacer una serie de cuadros, no un cuadro por tema y luego
otro por otro tema, veía que otros trabajan así, que eran sueltos. Desde
entonces trato de hacer series.
Ver pintura y querer pintar
Cuando estaba chica me acuerdo que mi papá me regaló un
libro de Van Gogh, entonces me gustaba su pincelada gruesa y cómo pintaba.
Cuando estaba en la escuela de iniciación artística conocí la obra de Picasso y
me leí varias biografías de él y me gustaba mucho su vida. Su vida personal fue
un desastre, su vida dedicada al trabajo me gustaba mucho.
El despojo animal
Vivía muy cerca del Mercado de Jamaica y acompañaba a mi
mamá a hacer la compra desde niña, y me impresionaban mucho los mostradores de
carne. Recuerdo que las patas de pollo me quedaban a la altura de la cara,
entonces yo les agarraba las uñas, y un día mi mamá me dio unas patas para que
me las comiera cocidas, y entonces yo traté de comerlas, pero yo no quería,
sentía que era una mano mía. Todas esas sensaciones me marcaron. Tenía que
pintar algo que realmente me afecte. Siempre me han gustado los animales, y he
estado en desacuerdo en todas las consecuencias de una sociedad depredadora,
así que dije: voy a pintar eso, y me fui al Mercado de Jamaica a tomar fotos.
"Pinto las consecuencias de una sociedad
depredadora"
El despojo humano
No hay salida, cada vez vamos peor, por ejemplo, todo empezó
en mi obra con eso de los animales del mercado "Agonía de la
Conciencia" y hacer una analogía de cadáveres humanos con animales, para
tratarlos de poner en el mismo sitio y competir en un mismo espacio. Después
seguí con la industria alimentaria, porque cada vez es peor y se han generado
pandemias por este interés de querer producir más carne y es algo que se nos
está revirtiendo porque la enfermedad de las vacas locas que es la
encefalopatía espongiforme bovina, se originó por alimentar a las vacas con
borregos, cuerpos de borregos muertos y enfermos por una enfermedad llamada
Scrapie, sus restos fueron procesados para hacerlos un alimento. Eso se lo
dieron a las vacas que es un animal herbívoro y se volvieron caníbales. Esas
cosas me interesan mucho, me impresiona y siento impotencia por no poder hacer
nada.
Depredadores y criminales
Soy totalmente realista y fatalista porque sé que eso es lo
que viene, por ejemplo, la depredación del Amazonas no va a retroceder y va a
ser cada vez más y más y así todos los seres vivos que nos rodean el hombre los
sigue depredando y destruyendo. No es fácil pintar esto, a muchos espectadores
les molesta. Me acuerdo que cuando estaba pintando un cuadro con unas cabezas
de puerco en la ENAP, llegó una muchacha un poco indignada y me dijo "¿por
qué pintas eso? ¿A dónde te vas a meter?", y le dije al mercado. Estas
cabezas cuando tú vas al mercado tal vez sólo son carne, pero yo veo la cabeza
de un cerdo decapitado simplemente sacado de contexto.
El Milenio y los despojos de una Revolución
Está el Monumento a una Revolución que no lo logró ser un
símbolo, es como una derrota. Además el caballo ya tiene ahí muchísimo tiempo,
ya está seco, es carroña, tiene una parte que ya ha sido devorada, es un aviso
de cómo va a terminar el milenio, es una escena final para que caiga el telón y
hasta ahí llegamos. Eso es todo.
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